Blume

Sunday, September 10, 2006

Welcome to the Desert of the Real!


Si hay algún simbolismo en el derrumbe de las torres, no es tanto la vieja noción de “centro del capitalismo financiero” sino, más bien, la noción de que las dos torres del WTC representaban el centro del capitalismo VIRTUAL, el capitalismo de la especulación financiera desconectada de la esfera de producción material. El demoledor impacto de los atentados sólo puede medirse en relación a la frontera que separa el Primer Mundo digitalizado del Tercer Mundo, “el desierto de lo Real”. La conciencia de que vivimos en un universo aislado y artificial genera así la noción de que un agente ominoso nos amenaza permanentemente con la destrucción total.
No sólo Hollywood pone en escena un semblante de la vida real despojada del peso y la inercia de la materialidad - en la sociedad consumista del capitalismo tardío, la "autentica vida social" adquiere de algún modo los rasgos de una imitación organizada, con nuestros vecinos comportándose en la "vida real" como actores y extras en un escenario... De nuevo, la última verdad de la des-espiritualización del universo del capitalista utilitario es la des-materialización de la propia "vida real", su inversión en una show espectral.
The Matrix (1999), el éxito de los hermanos Wachowski, llevó esta lógica a su clímax: la realidad material en la que vivimos es virtual, generada y coordinada por una mega-computadora a la que todos estamos conectados; cuando el héroe (interpretado por Keanu Reeves) despierta a la “realidad real”, lo que ve es un paisaje desolado, sembrado de ruinas humeantes. Morpheus, el líder de la resistencia, lo recibe con ironía: “Bienvenido al desierto de lo real”. ¿No fue algo de un orden similar lo que sucedió en Nueva York el 11 de setiembre? Sus ciudadanos fueron introducidos al “desierto de lo real”; a nosotros, corrompidos por Hollywood, la imagen de las torres derrumbándose no pudo sino recordarnos las pasmosas escenas de las grandes producciones del cine catástrofe.
Las coordenadas de la constelación de hoy se hallan bien representadas por dos películas, The Straight Story de David Lynch y The Talented Mr. Ripley de Anthony Minghella. Desde el principio de The Straight Story de David Lynch, las palabras que introducen los créditos, “Walt Disney presenta: una película de David Lynch”, proveen tal vez la mejor síntesis de la paradoja ética que marca el fin de siglo: el montaje de la transgresión con la norma. Walt Disney, la marca de los valores familiares conservadores, lleva bajo su paraguas a David Lynch, el autor que representa la trangresión, iluminando el submundo obsceno del sexo pervertido y la violencia que florecen debajo de las respetable superficie de nuestras vidas.
Hoy en día, cada vez más, el aparato cultural económico mismo, para reproducirse en las condiciones de competitividad del mercado, no sólo precisa tolerar, sino directamente incitar efectos y productos de choque cada vez más fuertes. Baste recordar recientes tendencias en las artes visuales: ya pasaron los días en los que teníamos sencillas estatuas o cuadros enmarcados lo que tenemos ahora son exposiciones de marcos mismos sin pinturas, exposiciones de vacas muertas y sus excrementos, videos del interior del cuerpo humano (gastroscopías y colonoscopías), inclusión de olores en la exposición, etc. Nuevamente aquí , como en el dominio de la sexualidad, la perversión ya no es subversiva: los excesos chocantes son parte del sistema mismo, el sistema se alimenta de ellos para reproducirse a sí mismo.
Si hay un significado simbólico del 11-S es el si-guiente: usualmente la gente cree que el ‘89 es el fin del socialismo y, en un sentido, el fin de las utopías: aparece el realismo, tenemos que aceptar la economía de mercado y el fin de la ideología política. Pero yo creo casi todo lo contrario: la utopía real era la de los años noventa, la de la economía global liberal capitalista, el fin de la historia de Fukuyama; en fin, ya conocemos la fórmula. Y si el 11-S nos dice algo es precisamente porque marca el fin de esa utopía: ahora no podemos decir seriamente que todos los problemas pueden solucionarse con un poco más de democracia. Éste es el primer punto.
Slavoj Žižek.

1 Comments:

  • At 2:37 AM, Blogger Nad said…

    No lo he conseguido, crees? =(

    mmmhh y no te he preguntado si lo tienes =)

     

Post a Comment

<< Home